miércoles, 14 de febrero de 2018

Al ser alado y este miedo humano.

El miedo acecha y la tierra se mueve.
Hay un aire de angustia que acelera el corazón.
Sin necesidad de mucha búsqueda,
Encuentro facilmente la razón.

Los subterfugios propios son infinitos.
Mas me atrevo a dar pasos fuera de mí,
Mayores son los precipios que amenazan
Y la vida comienza así a caminar descalza.

Surgen entonces los dolores en la planta.
Doy pasos que siento firme pero que luego me sangran.
Tengo un dolor ardido por buscar ser distinto.
Por rebelarme a los principios conocidos.

Al orden establecido que dicta el destino.
A ese que no tolera desafíos y que dentro mío condiciona el sentido. Y mis latidos.
Teorizo pero la práctica me golpea como castigo.

Porque llevo el miedo y la miseria dentro mío. Soy el juez que se condena a sí mismo. Y no puedo escapar. El camino se hace angosto y la espesura duele.

Porque habiendo conocido al ser más amable culpa es no corresponderse con su aire. Su vuelo dinámico y colorido. Ese andar suyo de libertades que tuercen caminos.

Tengo miedo de que no me crezcan las alas para acompañarle en el ascenso. En el azul de cielos que existen para verle brillar. De tanta libertad. Y amor. Y amistad.

El camino sigue bajo mis pies y el vuelo muere en el momento del despegue. Porque estoy pegado a todo lo que no me deja desprenderme y estremecerme.

Mi lugar es una construcción y su lastre es el miedo. Ya repetido. Ya reiterado. Lo menciono desesperado. No puedo apartarlo. Me cuesta aceptarlo.

Pero tampoco puedo rechazarlo. Es donde estoy anclado aunque intento. Vuelvo entonces la vista hacia ese ser alado que mira el cielo y a mí como humano.

Y sonríe ante mis miedos y dolores.
Me hace pensar que puedo alguna vez superarlo. Al lastre. A la condición cultural y propia de verme fatigado.

De penurias. De temores. De tantas redes de dolores. Quisiera ser más ductil y empaparme de sus valores. Sus corajes. Sus eternas y bellas sensaciones.

Algunas veces desciende de su vuelo y me susurra que yo también puedo. Que las alas crecen cuando estamos en vuelo. Que de lo contrario todo es peso sin acciones

Pasividad de las emociones y lucha perdida contra las constricciones.
Determinismo de lo dado.
Contradicción a mis sueños y sensaciones.

Al ser alado no puedo sino gritarle que espero que su vuelo algún día me inspire a surcar cielos mejores. Volar al lado suyo.
Ya madurado... y sin temores.

2 comentarios:

  1. Nudito en la garganta! Qué lindo que escribis pibe. Me lo puedo llevar para el pié de una foto?

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    1. Lleve, que las palabras son de todxs. Agradecido saludo.

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